Con dedicación no hay imposibles

 

Todo marchaba bien en mi vida, una buena familia quienes siempre me han apoyado y un negocio propio a mi corta edad de 26 años. Sentía que me comía el mundo y tenía una ambición voraz, estudié distintas materias de negocios para hacer crecer mi empresa y siempre trataba de mantenerme a la vanguardia.

Las fiestas y el ímpetu por conocer mi país siempre me acompañaban. De vez en vez consumí marihuana, pero no me gustó y un día probé drogas más fuertes que me hicieron sentir con mucha energía y con la capacidad de hacer actividades sin parar. En verdad me gustó la sensación y me atrapó la adicción al cabo de un par de años.

Procuré ser siempre muy precavido y cuidadoso para que nadie se diera cuenta de mi consumo. En reuniones familiares me arreglaba para disimular y como mi negocio marchaba viento en popa, mi participación operativa era ocasional, por lo que tenía la oportunidad de ocultar lo que sucedía cuando tenía que atender o negociar con mis clientes. Sentía que todo estaba resuelto, simplemente iba a donde decidía y con una llamada a mi asistente bastaba para que me enviara el dinero suficiente para seguirla pasando bien en la playa, montaña, cuidad o lugar que me apeteciera conocer.

De vez en cuando mi familia y amigos se daban cuenta de que algo estaba pasando, de manera paulatina, mi semblante comenzó a deteriorase y, al cabo de 2 años, la pérdida de peso era evidente. No obstante, nadie me decía nada porque veían que todo seguía marchando bien.

Una noche de tragos y de consumo de substancias empecé a alucinar, lo que vi y sentí fue tan real que pensé que me había afectado seriamente la capacidad cognoscitiva. Fue cuando me di cuenta de que tenía que hacer algo, intenté de manera intuitiva dejar de consumir, pero sólo logré una pausa de tres meses y al cabo de eso recaí. Al ver mi fracaso de no poder dejar de consumir y la necesidad de hacer algo efectivo, busqué en internet varias opciones para desintoxicarme.

En un inicio creí que sólo con una desintoxicación bastaría y vi que el Programa de Narconon Latinoamérica ofrecía lo que buscaba. Le comenté a mi familia acerca de mi problema y de la solución que había encontrado, ellos me apoyaron y fuimos a conocer las instalaciones del Centro.

Al llegar, el recibimiento por parte del staff fue muy cálido, con paciencia y empatía nos explicaron cada paso del Programa y el motivo por el que se ocasiona una adicción. Algo en mi interior me indicó que debía quedarme en ese momento y comenzar de una vez el Programa, a pesar de que mi idea era consumir por última vez y después regresar.

El comienzo del Programa fue difícil, puesto que estaba acostumbrado a la libertad de hacer lo que me apetecía, por lo que acatarme a las reglas fue un reto. Me di cuenta de que es un proceso natural la reticencia de continuar, porque después de mucho tiempo y cantidad de consumo tenía temor o incertidumbre de lo que sería funcionar sin ningún tipo de substancia. Poco a poco me fui adentrando y acostumbrando a las actividades diarias, hasta que un día por fin estaba disfrutando de todo el proceso. Hice buenos amigos, e incluso, me quedé unos días más después de haber terminado el Programa, el aire de Narconon es de un completo bienestar.

Durante el Programa hubo dos momentos que me ayudaron a darme cuenta de que esto funcionaría y que no sólo bastaba el proceso de desintoxicación, sino que cada etapa del Programa tiene un propósito en específico. Precisamente en la etapa de la Desintoxicación de la Nueva Vida, fue que mi cambio físico y mental era evidente, a través de una combinación de ejercicio, sudado en calor seco de sauna y régimen nutricional fue que recobré un buen aspecto. Mi familia se sorprendió al verme con un peso saludable y mi forma de pensar fue más clara, al expresarme de una mejor manera.

El segundo momento fue cuando estaba en la etapa que se llama “Los Objetivos”, se trata de una serie de ejercicios que ayudan a la persona a enfocar su atención en el entorno presente e inmediato. Un día, a la mitad de esta etapa, sentí como todo comenzó a tomar una forma y comencé a ver claramente lo que quería. Antes de entrar a Narconon había estudiado mucho sobre administración y negocios y, de pronto, vi que todo lo que había leído lo comprendía perfecto. El staff me explicó que con el uso de substancias psicoactivas, la capacidad de retención y de poner atención desciende considerablemente, por lo que me dio mucha alegría haber recuperado la habilidad de fijar la atención donde debía.

Narconon me ayudó a construir una mejor forma de vivir, por las tardes dibujaba prototipos y aproveché para desarrollar nuevas estrategias para mejorar mi negocio.

Otra de las cosas que me gustó mucho del Programa fue que el proceso de “Los Objetivos” los hice con un compañero. Esta particularidad me gustó mucho porque me di cuenta de que mientras yo estaba saliendo del laberinto de la adicción, estaba ayudando a alguien más a que también lo hiciera.

“Tener un aspecto saludable, pensar de una forma más clara, certeza de no necesitar ningún tipo de substancia para tener éxito en la vida y comunicarme de una forma asertiva fueron las herramientas que aprendí y adquirí en Narconon”.

Cuando salí de Narconon desarrollé un plan de vida y hoy mi prioridad es mantenerme libre de las adicciones para lograr mis metas y sueños. Mi atención estará enfocada en seguir conociendo mi país y llevar a cabo todo lo que sea necesario para dirigir una gran empresa que construiré con dedicación, sólo de esta forma no habrá imposibles.

Gracias Narconon por que aprendí lo último que me faltaba para desarrollarme con éxito, tanto a nivel personal como laboral.

Rolando, Graduado de Narconon Latinoamérica