La comunicación me ayudó a ser una mejor persona 

 

Durante mi infancia y adolescencia nada me faltó, sólo que existieron algunas situaciones que no pude manejar adecuadamente y me llevaron a una depresión profunda. Me gustan mucho las matemáticas y la física, me entusiasmaba ayudar a los demás y daba clases particulares; además era atleta de alto rendimiento. Sin embargo, siempre me acompañaban la soledad y una sensación de desamparo.

Algo característico en mí, en aquella época, fue que nunca le comunicaba a mi familia cómo me sentía. Por ello, esta sensación iba creciendo cada vez más, alejándome de las personas quienes me hubieran podido ayudar.

Durante algún tiempo estuve en diversas terapias con psicólogos y psiquiatras, pero nada me funcionaba. Cuando crecí y cumplí 18 años, busqué la manera de apagar la tristeza que sentía y fue cuando comencé con la marihuana. En un principio me hizo sentir muy bien y relajado, después continué con la cocaína y me encantaba disfrutar de las fiestas con un poco de éxtasis.

Estuve viviendo algunos años en Inglaterra por mis estudios. Siempre fui buen estudiante y obtuve una beca para hacer un grado profesional en Física Teórica. Mi verdadera pasión es la música, sobre todo la electrónica y comencé a estudiar la carrera de Ingeniería en Producción Musical Digital.

Al morir mi padre regresé a México. La adicción es muy cara y decidí probar la piedra, aquel instante marcó mi vida para siempre y comencé con una espiral descendente que no sabía donde toparía. Siempre pensé que con la marihuana, cocaína y éxtasis seguía teniendo el control, sin darme cuenta de que éste ya lo había perdido.

Con la piedra me fui a un hoyo muy profundo, perdí todo y a todos, mi familia ya no me tenía confianza; les robé e hice todo cuanto estuvo a mi alcance para obtener una dosis más. A mi mamá fue a quien más dañé, vendí sus joyas con un valor sentimental incalculable, la bicicleta de mi hermano también se fue, lo que más me dolió, fue que todos mis instrumentos los empeñé y otros los vendí para seguir consumiendo.

Un día sentí que en verdad me estaba muriendo, fumaba piedra y vomitaba sangre. A pesar de eso sólo quería seguir fumando. Mi estado de salud se deterioró mucho, llegué a pesar 49 kilos, mi semblante lucía muy demacrado. Fue entonces que le pedí ayuda a un amigo, realicé algunas opciones de relajación, meditación y algo de desintoxicación. Sin embargo, no duré mucho tiempo sin consumir e irremediablemente volví a recaer.

Otro amigo, quien ya conocía el Programa de Narconon, me recomendó que fuera al Centro de Latinoamérica para hacer una rehabilitación y terminar con mi problema de adicción. Se lo comenté a mi familia y, sin dudarlo, me apoyaron. Definitivamente yo quería terminar con esta situación que me estaba haciendo sucumbir.

Mi familia y yo fuimos a conocer el Centro. Los miembros del personal nos mostraron las instalaciones y fueron muy pacientes al explicarnos los pasos de todo el Programa. Su atención fue muy cálida, me sentí muy a gusto y seguro en las instalaciones, así que decidí comenzar otra etapa de mi vida, una libre de las adicciones a las drogas.

Al siguiente domingo estaba listo con mis maletas. En Narconon Latinoamérica, los domingos son un día especial, es el día de visita de las familias y hacen una rica parrillada -claro que, en aquel momento, sólo fue día de parrillada por el confinamiento de la pandemia-. Yo miraba desde mi ventana la dinámica, pedí autorización para bajar y accedieron. Me gustó mucho el recibimiento de mis compañeros y del resto de los miembros del personal. Ese día lo disfruté mucho y un gran amigo que ese día conocí, me prestó su guitarra, comimos muy rico y disfrutamos de la música.

“Aquel día sentí como si hubiera llegado a casa y pude dejar todos los problemas que tenía afuera para enfocarme en el Programa y en mi rehabilitación.”

Comencé el Programa con toda la disposición para hacerlo bien. El primer paso que realicé fue la Retirada de Drogas. Gracias a los miembros del personal, quien siempre me acompañaron, pude pasar con las menores molestias los síntomas de la abstinencia. Desde el primer día me dieron muchos nutrientes y algunas técnicas para ayudar a que me sintiera mejor.

La Desintoxicación de la Nueva Vida fue el segundo paso que realicé y se trata de una combinación de ejercicio, sudado en calor seco de sauna y nutrición. Esta etapa me ayudó a regresar a mis hábitos de ejercicio y, gracias a la buena alimentación, poco a poco fui aumentando de peso.

Con este paso aprendí a conocerme mejor, a tener un pensamiento mucho más claro y a esbozar las nuevas metas. Cuando sentía que ya no podía más, simplemente recordaba la razón por la cual estaba ahí y eso me bastaba para continuar.

La tercera etapa son los procesos Objetivos. Se trata de una serie de ejercicios que ayudan a la persona a mantener su atención en el entorno presente e inmediato. Con este paso crecí mucho como persona. Gracias a ellos me di cuenta de que la empatía es muy importante porque los realizas en conjunto con otro compañero. Me di cuenta de que la falta de comunicación fue la causa de mi adicción y, con este paso, comprendí el valor de escuchar y ser escuchado.

Con los cursos de Destrezas para la Vida, como último paso, pude confrontarme conmigo mismo. Me di cuenta realmente del daño que había causado y me ayudó mucho a ver la manera en cómo resarcirlo. Un día hablé con mi mamá para pedirle perdón, ella sólo me dijo que no había nada que perdonar porque comprendía que no era yo quien había cometido todas esas acciones. Me sentí muy aliviado y con la gran responsabilidad de ser una mejor persona para mí y para mi entorno.

Cuando terminé el Programa quise cambiar de ambiente y me mudé, de manera temporal, muy cerca de Narconon. Vivo en Valle de Bravo y, en conjunto con un gran amigo, estamos construyendo un lugar para que la gente venga y se olvide de todo para relajarse. Uno de los retos a los que me he enfrentado en este tiempo es ayudar a las personas de la comunidad, les ayudo brindándoles educación de las materias que domino.

Pronto terminará este proyecto y tengo ante mí un sinfín de oportunidades. Una de ellas es seguir ayudando a más personas a que salgan de las garras de la adicción a las drogas y al alcohol. Quizá me mude de país para seguir ayudando y tengo la intención de concluir con mi carrera de ingeniería musical.

Hoy me siento renovado y con muchas cosas por hacer. Lo mejor es que estoy libre de adicciones. Gracias a Narconon, a mi familia y a mis amigos entrañables hoy puedo escribir un futuro mejor.

Diego, Graduado de Narconon Latinoamérica