Quiero que mi historia sea una muestra de que sí se puede

Hoy puedo decir con una sonrisa en el alma que he terminado una de las etapas más importantes de mi vida. Con profundo agradecimiento y una inmensa alegría comparto que he concluido mi proceso de rehabilitación en el centro de Narconon Latinoamérica. Esta experiencia no solo ha sido un tratamiento, ha sido una oportunidad de vida, un renacer.
Durante años supe, en lo más profundo de mí, que el dolor, el vacío y la oscuridad que trajo el consumo de drogas no serían eternos. Aunque cada día se sentía más lejano ese momento de claridad, en el fondo nunca perdí la esperanza. Fue mi familia quien encontró esta alternativa y, desde el instante en que me la ofrecieron, acepté con todo el corazón. Sabía que necesitaba ayuda y esta vez decidí tomarla.
Desde el primer día en Narconon, algo dentro de mí comenzó a transformarse. Día con día pude observar cómo mi conciencia volvía, cómo se encendían de nuevo mi mente, mis emociones y mi energía vital. El proceso es poderoso, pero lo que realmente lo convierte en algo extraordinario es la gente. Cada persona del Staff que acompaña este camino lo hace con una entrega real, con una vocación de servicio que toca el alma, los voy a llevar siempre en mi mente y en mi profundo agradecimiento. Son ellos quienes hacen que esta metodología cobre vida y se vuelva una herramienta real de cambio.
La etapa más intensa para mí fue la del sauna, donde por cuatro semanas pasé más de cinco horas diarias liberando mi cuerpo de los residuos tóxicos acumulados durante años. Fue un proceso físico y emocionalmente fuerte, pero absolutamente liberador. Sentí como si me estuviera deshaciendo de una armadura pesada, para volver a habitarme con libertad.
Recuperé mucho más de lo que imaginaba: claridad mental, energía para vivir, hábitos que había dejado hace tiempo como la lectura y el ejercicio (leí casi cinco libros durante mi estancia), retomé un patrón de sueño saludable y comencé una nueva forma de alimentarme que me acompañará toda la vida. Pero quizá lo más valioso es haber recobrado mi seguridad, mi autoestima y esa conexión interna que creí perdida.
“Quiero que mi historia sea una muestra de que sí se puede, de que con voluntad, guía adecuada y amor verdadero, es posible salir del abismo y construir una vida plena, consciente y feliz”.
Hoy me emociona pensar en el futuro. Quiero ser motor de bienestar para mis seres queridos y para quienes me rodean. Quiero que mi historia sea una muestra de que sí se puede, de que con voluntad, guía adecuada y amor verdadero, es posible salir del abismo y construir una vida plena, consciente y feliz. Me ilusiona la idea de poner mi experiencia al servicio de otros, de tender la mano a quien hoy está donde yo estuve.
A quien esté atravesando por una adicción, solo puedo decirle esto: nunca pierdas la fe en Dios, confía en las personas que realmente te aman y, sobre todo, aprende a aceptar la ayuda cuanto antes mejor. Lo que hoy te parece imposible, con decisión y el camino correcto, puede convertirse en la historia de éxito que estás destinado a escribir.
Gracias, Narconon. Gracias a mi familia. Gracias a Dios y gracias a la vida. Hoy empieza un nuevo capítulo, y está lleno de luz.
R.A.M.A., Graduado del Programa Narconon