La Vida te Va Dando lo que Vas Creando
A los 15 años comencé a fumar tabaco. Lo hice porque me hacía sentir importante, como un joven mayor con experiencia en la vida y encajaba en el grupo de amigos al que quería pertenecer. Bajo este contexto, rápidamente conocí el alcohol y me enganché por unos 5 años.
A pesar de que mis padres se daban cuenta de que algo estaba fuera de control, ellos siempre me procuraron e insistían sobre la necesidad de que llevara una buena vida lejos de los vicios. Sin embrago, no les hice caso y escalé mi adicción con la marihuana, la cual me atrapó por 6 años más.
Durante el tiempo de consumo dejé los estudios de bachillerato y fue cuando conocí a la mamá de mis hijos, quien siempre insistía en que hiciera algo al respecto para no escalar aún más en el mundo de la adicción. Sin escuchar a nadie, encerrado en mí mismo y aislado de todos, quería ser libre y seguir disfrutando del estado de relajación eterna que me proporcionaba esta substancia, sin darme cuenta de que día a día, toque tras toque, me iba acercando aún más al infierno.
El infierno me alcanzó el día que probé el cristal y me atrapó definitivamente en la cárcel de la adicción. Aunque no todo estaba perdido, nunca olvidaré que, en mis momentos de lucidez, observaba a la gente de bien y siempre mantenía la esperanza de algún día ser alguien productivo y buen padre para mis 2 hijas a las que adoro.
Mis hijas y mi familia me tenían miedo, mi mamá en particular, ya que se le estaba yendo la vida al ver cómo se me iba a mí la vida. Perdí el trabajo que tenía. Tuve la fortuna de tener otros trabajos más, sin durar mucho por mi comportamiento inestable e irascible. La mamá de mis hijos me dejó y un día la mayor de mis hijas habló conmigo para que terminara con esta pesadilla.
Yo me rehusaba porque pensaba que controlaba la substancia, sin darme cuenta de que ésta es la que tenía el control absoluto sobre mí. Un año duró la espiral descendente en la que andaba, hasta que un día en verdad sentí la necesidad de reconectar con mi verdadero ser, gracias a una plática que sostuve con una de mis tías. Yo ya conocía Narconon y, sin más, tomé mis maletas y me fui con la bendición de mi mamá.
El haber hecho el Programa de Narconon me cambió la vida en un santiamén. Desde el primer paso que hice, supe que esto era lo que me hacía falta para volver a reconectarme con mi verdadero ser. Irónicamente, estando en el encierro de un Centro, encontré la paz y la libertad que tanto ansiaba.
La Desintoxicación de la Nueva Vida es el segundo paso del Programa. Se trata de una combinación de ejercicio, nutrición y sauna que me ayudó verdaderamente a deshacerme de los residuos tóxicos de todas las sustancias psicoactivas que por años consumí.
Además de obtener un cuerpo limpio y una mente clara, me di cuenta de que tenía mucha facilidad para ayudar a las demás personas que se encontraban en la misma situación que yo. Me gustaba escuchar, entender y alentar a mis compañeros a continuar y a no desistir pese a las dificultades por las que se tienen que pasar en el Programa.
Con el resto de los pasos, me di cuenta de que uno va creando su propia vida y su propio destino. Durante el tiempo de consumo, era incapaz de confrontar la desdicha que vivía, siempre culpando a otros de mi propia situación, sin darme cuenta de que soy yo quien edifica su porvenir.
“Nunca lamentes el ayer. La vida está en ti hoy y tú creas tu mañana”
L. Ronald Hubbard
Cuando terminé el Programa me quedé un par de meses más en el Centro. En verdad disfruté mucho ayudar a que las personas salieran de su adicción. No obstante, mis hijas me esperaban en casa, por fin se sentían orgullosas de su papá. Me dediqué a resarcir los daños que causé durante el tiempo de consumo y le ofrecí disculpas a quienes más quiero.
Aún me sentía con la necesidad de difundir los riesgos que representan las drogas y el alcohol, por lo que me dediqué a platicar con los jóvenes y sus familias de la comunidad donde vivía para alertarlos y ayudarlos. Incluso fui a los sitios donde consumía y con las personas que solía hacerlo. Me sentí muy bien porque recibí respuestas muy positivas.
De pronto llegó la oportunidad de ser un miembro del personal de Narconon Latinoamérica, arreglé lo que fuera necesario y mis hijas fueron el impulso para tomar el puesto. Hoy llevo más de medio año como Especialista de la Desintoxicación de la Nueva Vida, posición de la cual me siento orgulloso porque fue donde me di cuenta de que mi misión es ayudar a otros seres a salir de la adicción a las drogas y al alcohol.
Día a día me esfuerzo mucho por brindarles lo mejor a nuestros estudiantes. En Narconon no creemos que la adicción sea una enfermedad, sino una condición que puede mejorar, en este sentido nos referimos a estudiantes y no a pacientes.
Mi compromiso también es con los padres, esposos, hermanos y amigos quienes esperan de regreso a esa persona querida. A su verdadero ser y no a esa persona desconocida en quien se convirtió durante el tiempo de consumo.
“Me siento orgulloso y puedo reconocer con mucha satisfacción de que no tiene precio ayudar a alguien a encontrar la verdadera razón de ser de una persona”.
Nunca había disfrutado tanto de un trabajo. Me siento orgulloso y puedo reconocer con mucha satisfacción de que no tiene precio ayudar a alguien a encontrar la verdadera razón de ser de una persona.
Definitivamente, la vida te va dando lo que vas creando y eso es lo que día a día le trasmito a los estudiantes para motivarlos a persistir y no desistir. Se que el día de mañana, cuando regresen a su hogar libres de la adicción a las drogas y al alcohol, serán capaces de alcanzar las metas y sueños que un día imaginaron.
